jueves, 31 de marzo de 2011

fragilidad sensibilitiva

Pronto todo se me aclara, me agrada cuando pasa eso, cuando camino por calles vacías (de las que sobran en donde vivo) pasa más a menudo, cuadras de introspección que me sacan de adentro de mi cuerpo, me paran en la cuadra de al frente y me analizo con la objetividad que alguien puede analizarse a si mismo.
Mi sensibilidad es en cierto modo mi leit motiv al momento de interactuar con terceras personas, mis actos son condicionados por ella y dictan el modo en que pretendo guiar el acto social; muy dentro mío la sensibilidad es desmedida, al punto de no aceptar críticas a mi proceder. Entonces en un diálogo o debate, en vez de intentar convencer al receptor de mi postura o idea, lo contextualizo y explico cómo llegué a pensar en tal idea o tal postura, así (aunque se incomode por salir de su perspectiva) me evito la crítica que tan mal sé recibir.
Me agrada mi sensibilidad, pero es muy personal.

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