jueves, 1 de octubre de 2015

La Masa [bicirelato autopublicado]




Las noches con neblina son el mejor escenario para pasear por la incertidumbre, mirando de cerca cómo se crea por fuera lo que baila adentro. A ver a dónde me lleva el pedal, que tu mecanismo se haga magia ¡y cómo llegamos a esta isla en bicicleta! Siempre tan generosa. Encontrando la bajada necesaria, extendiendo las alas, los pies en el marco, tranquilo atrevido, esa tranquilidad de las ciudades islas las noches de neblina, las manos al bolsillo, podría dormir, podría despertar cien veces en el centro del equilibrio, pedaleando. Cómo no disfrutar la secuencia. Un momento se crea, el anterior se queda al mismo tiempo, la cadena prolija armoniza el silencio, ¿habrá sido una nube desde el comienzo? A los pájaros no les molesta, parecen sumarse a su manera, también yo agradecería, cómo no hacerlo. Suenan más cadenas, se materializan más bicicletas, otras versiones de una misma manifestación, el pulso vital sincronizándose, perfectas geometrías en movimiento. Decenas, cientos, miles de sonrisas agradeciendo el equilibrio, y cómo no, si no ha sido fácil mantenerlo sobre terremotos, sobre vientos huracanados, sobre el canto de los pájaros  al ritmo del pedal, mirándolo así cómo no seguir y ponerse a bailar.
Javiero